No creo haberlo comentado antes, pero una de las cosas que más me gusta es viajar, y tengo la suerte, bueno, en mi pueblo al saber le llaman suerte (he estado todo el año trabajando para poder ir) de poder irme a Florida a la casa de una familia de allí durante todo Julio, ¡¡¡y salgo mañana amigos!!!
Bueno, solo escribo para decir que no estoy nerviosa, y eso no hace más que ratificar lo nerviosa que estoy. Me voy un mes entero fuera y es como si fuera una noche cualquiera, mis padres ni siquiera se han molestado en darme esas charlas que tienden a improvisar cuando tengo eventos "importantes", o al menos se esfuerzan por que parezca que improvisan, pero yo se que las planifican minuciosamente antes, buscando respuestas a todas las preguntas que yo podría pensar o hacerles para no quedarse en blanco o no saber que responder, y yo les doy la satisfacción de prepararme las preguntas que debo y no debo hacer para que se sientan satisfechos con su primogénita y que sepan a ciencia cierta que he escuchado todas y cada una de las palabras que han salido de sus bocas, pero la verdad es que me pierdo en su monólogo y hago intervenciones ambiguas que he meditado mientras se esfuerzan que les comprenda, como si no hubiera escuchado ese monólogo que platican siempre que me voy de viaje sola, o a una fiesta, o a casa de una amiga… Pero no estoy aquí para hablaros sobre las oraciones de mi madre, bueno, en cierto modo si, porque que no haya rezado su diálogo de uno ante una audiencia limitada, me lleva a pensar que está más preocupada de lo que creía, en cierta forma la entiendo… creo, bueno, supongo que es consciente de que me hago mayor, y de que no la necesito tanto, pero de lo que no se da cuenta es de que una hija SIEMPRE necesita a su madre. Y yo, no entiendo nada, no siento nervios, sino sueño y hambre, tanto que parece que vaya a hibernar como los osos, lo que también me hace pensar que aunque mi mente más superficial cree que no estoy nerviosa, sí que lo estoy, pero, es normal ¿no? Me voy a otro país, a vivir con una familia que no es la mía, con unas costumbres que no son mías, y todo cambia, aunque a mi eso siempre me ha gustado, los cambios digo, siempre me ha parecido interesante experimentar las costumbres ajenas, y, he de reconocer que a veces me gusta actuar, acoplarme a sus vidas, y la verdad es que soy muy buena adaptándome, puede ser que sea porque desde pequeña he vivido con dos padres que son polos opuestos, entre acampadas de días sin ver la civilización ni encontrarse a un solitario montañero ni darme una simple ducha en los que me sentía la niña más afortunada de la tierra por poder disfrutar de la naturaleza en su estado más puro, hasta irme a la ópera y al Ballet, o a hoteles de 5 estrellas, en los que me sentía como una actríz de Holiwood, y ambas vidas me gustaban, me gustan, pero desde que deje de hablar con mi padre (y esa es otra historia que ya contaré) ya no piso demasiado el monte, y lo hecho de menos, yo siempre he sido más del campo, todo lo contrario que mi hermano, que nada más llegar a un hotel pregunta donde está el jacuzzi…
Bueno, dejo de comerme vuestro tiempo, misteriosos fantasmas, con la gratificante sensación de que voy a vivir una experiencia inolvidable y de adentrarme hacia lo desconocido (Cosa que también me encanta…)
PD: Me acabo de dar cuenta de que tengo que organizar una acampada, porque me ha entrado la morriña...
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